XXVII Domingo del Tiempo Ordinario “A”

Texto evangélico

“Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían.”

Texto profético

“Mi amigo tenía una viña en fértil collado. La entrecavó, la descantó y plantó buenas cepas; construyó en medio una atalaya y cavó un lagar. Y esperó que diese uvas, pero dio agrazones.”

Texto sálmico

“Sacaste, Señor, una vid de Egipto, expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste. Extendió sus sarmientos hasta el mar y sus brotes hasta el Gran Río.”

Texto patrístico

“Efectivamente, la Iglesia es como una vid que crece y se difunde por doquier; mientras que las ovejas descarriadas son como sarmientos inútiles, cortados a causa de su esterilidad por la hoz del labrador, no para destruir la vid, sino para purificarla. Los sarmientos aquellos, allí donde fueron podados, allí se quedan. La vid, en cambio, sigue creciendo por todas partes, sin ignorar ni uno solo de los sarmientos que permanecen en ella, de los que junto a ella quedaron podados” (San Agustín).

Texto místico

“Levántate, amada mía, | hermosa mía, y vente». Paloma mía, en las oquedades de la roca, | en el escondrijo escarpado, | déjame ver tu figura, | déjame escuchar tu voz: | es muy dulce tu voz | y fascinante tu figura. «Atrapadnos las raposas, | las raposas pequeñitas, | que devastan nuestras viñas, | nuestras viñas floridas». Mi amado es mío y yo suya, | ¡se deleita entre las rosas!” (Cat 2, 13-16)

“En la interior bodega de mi Amado bebí, y cuando salía por toda aquesta vega, ya cosa no sabía, y el ganado perdí que antes seguía” (San Juan de la Cruz).

Consideración

La viña es imagen del pueblo de Dios y de la Iglesia. Cabe que sus miembros sean infieles, como la cepa borde, como los sarmientos estériles. Pero también cabe que den respuestas amorosas representadas en los gestos enamorados.

Siempre me sorprende la concurrencia de los textos bíblicos. La viña plantada y cuidada por Dios, que se vuelve infiel, es personalizada por Jesús, convirtiéndose en vid verdadera, que da mucho fruto, y en el fruto mejor, hecho vino bueno, brindado como oblación total de sí mismo para perdón de los pecados de los labradores inicuos, y hasta de la viña infiel.

Ángel Moreno Buenafuente